Walter David BrunoCastillo
Juan en el bosque
En un pueblo muy lejano, vivía Juan un niño muy travieso y
juguetón.
A él le gustaba mucho jugar con sus amigos; así que un día sus
amigos le dijeron: vamos a jugar al bosque, también para ver las lagunas.
Entonces, Juan como era muy
distraído, se fue con sus compañeros sin pedir permiso a sus padres. Juan estaba jugando con sus amigos en el bosque. Ellos de
tanto caminar se perdieron por el bosque.
Ellos estaban tristes; estaban muertos del hambre. Los niños querían
ir a ver a sus familias y los
extrañaban.
Juan lloraba y se lamentaba
haber hecho caso a sus compañeros. Juan
empezó a rezar mucho.
Al siguiente día, todos los amigos de Juan se levantaron de
hambre, con mucha sed y tristeza; Juan
tenía en su bolsillo una manzana, que al instante empezó a comerla y le calmó
el hambre; pero no la tristeza que tenía.
Ellos caminaron mucho hasta vieron una luz; al instante comenzaron a correr, hasta que
llegaron, vieron sus casas, y también a sus padres llorando.
Juan llegó y tocó la puerta le abrió su mamá, entonces Juan la
abrazó con mucha fuerza, también a su
papá, y les prometió pedir permiso a sus
padres y no hacerle caso a sus amigos.
Podemos cambiar
ACRÓSTICO: VALORES
Walter David BrunoCastillo
Un país siendo
puntuales y
No siendo
irresponsables.
Todos debemos
hacer de este valor,
Un buen
ciudadano que
Actúa con
respeto y
Libertad, cumpliendo
con el valor de la
Igualdad siendo honesta,
Dando ayuda y
Acogiendo a los
Demás que
tienen escasos recursos.
Mi querido Perú
Walter David Bruno Castillo
Es el pueblo donde nací
donde me críe y viví
por eso te aprecio mucho
pueblito querido y amado.
Lindo Perú, pueblo amado
eres el país con mucho prestigio;
tu lindas playas, tus ricas comidas y
sin dudar tu linda marinera.
Eres el país con muchas riquezas,
tus lindas ciudades,
tus bailes y costumbres hermosas
por esos todos los peruanos te amamos.
Jennifer Olga Chancafe Bruno
PEQUEÑOS MENTIROSOS
En un pueblo lejano vivía una madre con sus cinco pequeños
hijos . Los pequeños eran muy
traviesos y mentirosos.
Como de costumbre la madre salía a trabajar y a sus hijos
los dejaba con su abuela. Pero un día la abuela se enfermó de tantas cóleras y
disgustos que le daban y la madre no tuvo más opción que dejarlos
solos en casa.
En casa los niños solos destrozaron, botaron las cosas al
suelo y rompieron los pocos platos y tazas que les quedaban. Cuando la madre
regreso de trabajar, vio todo el desorden que sus hijos habían hecho y
pregunto quién había hecho
semejante malcriadez, los pequeños no
sabían que contestarle a su mamá asi que
culparon a su hermanito menor del
desorden.
La madre creyendo todo lo que sus hijos le habían dicho, se
fue donde su hijo, el menor de todos y lo grito por el ‘’supuesto desorden’’ que él
había ocasionado.
El niño no sabía que
hacer ante los gritos de su mamá y se puso a llorar.
Los demás hermanos desde un rincón de la casa oían todo y
veían las lágrimas de su hermanito caer
por su rostro.
El hermano mayor se armó de valor para decirle la
verdad a su madre que su hermano menor
no había hecho tal desorden y que todo lo habían ocasionado ellos , sabiendo el castigo que le iban a dar.
La madre al oir la verdad
se fue a pedirle perdón a su pequeño hijo junto con sus demás hijos por todas las lágrimas que salieron de él. El pequeño los perdonó y
todos los hermanos prometieron nunca más hacer semejantes
travesuras ni decir mentiras como esas que sin pensarlo hacen sufrir a
personas que no tienen nada que ver.
Autor:
Jennifer Chancafe Bruno.
Chiclayo, Perú
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